domingo, 25 de noviembre de 2012

Los padres que aman




En el artículo "La madre moldea el cerebro del bebé durante su primer año de vida" os hablaba del vínculo que se establecía con el bebé a través de su rol de madre y de padre, la modificación del cerebro del niño, a mediada por la relación emocional que mantienen con su hijo.

Ahora quiero darte a conocer los resultados de una investigación que profundizan en este aspecto de la neurobiología perinatal, que conocí a través del Blog de  la Psiquiatra Perinatal Ibone Olza.

Ibone Olza nos habla de un estudio cuya traducción sería: Sincronía y especificidad en el cerebro maternal y paternal: relación con la oxitocina y la vasopresina.

Lo ha dirigido Ruth Feldman, una investigadora brillante de la que ya nos habló en la entrada  de su Blog, titulada "Desmontando a Estivill" . Feldman y su equipo llevan años descifrando el correlato neurobiológico del vínculo entre madres, padres y bebés. En concreto Feldman es la que más ha estudiado la sincronía, esa fascinante coordinación en la crianza que entre otras cosas explica como madres y bebés de tres meses pueden sincronizar su latido cardíaco con solo mirarse a los ojos en menos de un segundo.


                                                                                                      

Ahora las nuevas técnicas de neuroimagen permiten ver que zonas del cerebro se activan cuando una madre o un padre ven a sus bebés en acción. El resultado de este estudio realizado con 15 parejas y sus bebés de 4 a 6 meses es precioso: madres y padres se sincronizan también entre ellos para responder de forma muy parecida a su propio bebé. Tan sólo se observan algunas pequeñas diferencias: en las madres se activan un poquito más algunas áreas más relacionadas con las emociones y la empatía, lo que se relacionaba con la oxitocina, y  en los padres otras areas más involucradas con la inteligencia más “social”, en correlación con la vasopresina. Pero insisten los autores, lo más llamativo es la similitud en la respuesta de cada pareja con su propio bebé,  lo sincronizados que parecen estar entre ellos madres y padres cuando se trata de comprender lo que quiere expresar su bebé.

En realidad lo que están empezando a evidenciar este y otros estudios es que los padres que mantienen un contacto estrecho con sus bebés son capaces de cuidar muy amorosamente en perfecta coordinación con las madres. Sus cerebros cambian de forma muy parecida al cerebro maternal: los padres también aman.

 
Nota: Fotos tomadas del artículo "Los padres que aman"  del Blog de Ibone Olza, del que soy seguidora asidua. 


La violencia obstétrica:un tipo de violencia a la mujer




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  Hoy es 25 de Noviembre: Día Internacional de la Eliminación de la Violencia de la Mujer. La violencia hacia la mujer también puede ser ejercida en los hospitales, en momentos vitales de ésta, en que ésta se siente especialmente vulnerable: en el parto, no respetando La Estrategia Nacional de Atención al Parto Normal en el Sistema Nacional de Salud (en España), de la que os hablaré en futuras entradas de este blog.

  Os invito a visualizar este vídeo, y a estar atentas/os al qué sentís, que os resuena a nivel emocional, de sensaciones corporales, y qué pensamientos se os pasan por vuestra mente al ver este vídeo:


         

   No sé que has sentido al ver estas imágenes, sin embargo te hago una pregunta: ¿si el protagonista no fuera un hombre, sino la mujer, te hubieses fijado en el trato que le dabas a esta persona en proceso de parto?. ¿Te hubieses fijado en cómo le hablan, en cómo ignoran sus preguntas, cómo no le informan, cómo no escuchan sus ruegos por saber sobre su hijo, cómo le hacen sin preguntarle ...?.

  Recuerdo la sensibilidad que me produjo ver este vídeo por primera vez, el rechazo que me creó la falta de trato humano sensible, de ponerse en el lugar de esta persona que está viviendo una experiencia de la que no conoce, ante la que se siente vulnerable, cómo ignoran sus miedos... El pensar: ¿qué saben estos profesionales sobre la psicología del parto?, ¿cómo no se dan cuenta de lo que hacen?, ¿cómo han podido llegar a asistir de esta forma a una persona que lo que necesita es un trato humano, sensible, que la tenga en cuenta a la madre y a su bebé, no desde esta posición de poder cuando a quién asiste sólo parece poder tener la opción de callar y obedecer, o de lo contrario será tratada de forma más inhumana, insensible y quizás recibirá peor asistencia obstétrica?  ...

  Podemos parar este tipo de violencia, y considero que hoy es un día en que hay que recordar que esta existe, darla a conocer, escribir este tipo de artículos que nos ayude a plantearnos cómo queremos ser asistidas en un momento crucial: el de la llegada de nuestros bebés al mundo, sin que su primera experiencia vital esté mediada por la violencia de los profesionales que le han traído a este mundo, y que quizás ni son conscientes de ello, como Ibone Olza nos habla en su artículo "Violencia obstétrica televisada: BABY BOOM" o como Elena Mayorga (experta en Psicología de la Mujer) reflexiona en su artículo "Maltrato infantil y Violencia Obstétrica" .

Con esta última autora, experta en Psicología del embarazo, parto y puerperio, comparto su visión sobre la necesidad de los profesionales que trabajan en Obstetricia y Ginecología (y de profesionales que acompañan a las madres durante su embarazo y/o parto: como obstetras, ginecólogas/os, matronas, psicólogos, o doulas) de revisarse a nivel emocional, su propia historia personal en relación con el maltrato, para en su asistencia a la mujer embarazada o en parto no realizar prácticas facultativas o darle un trato a la madre, en el que se cuide el trato emocional y psicológico que se le dá a esta. ´
Así como quiero resaltar igualmente su reflexión a cerca de  la importancia de que la madre se informe sobre el desarrollo fisiológico normal de un parto, de trabajo psicoterapéutico, cuando es necesario, o de búsqueda de acompañamiento profesional en estos momentos decisivos para su futura maternidad que le ayuden a vivir su embarazo y parto desde la consciencia, decisiones reflexionadas, que puedan convertir su embarazo y parto en una experiencia de empoderamiento.

Si quieres conocer "De qué hablamos cuando nos referimos a violencia obstétrica" puedes saber un poco más al respecto, visionando este otro vídeo:


                                                                          
                             

jueves, 22 de noviembre de 2012

La madre moldea el cerebro del bebé durante su primer año de vida





En este post os traigo una entrevista al experto en Neurociencia y Psiquiatría Allan Schore, para el Periódico Urugayo "El Salvador".
Schore es valorado a nivel mundial por la integración que logró en las distintas disciplinas. Él dice que en sus teorías hay dos referentes indiscutibles: Charles Darwin en lo que tiene raíz biológica, y Sigmund Freud en el campo de la psicología. Actualmente se encuentra trabajando en la aplicación de la neurociencia. Por ejemplo, cómo utilizar el conocimiento del apego en la psicoterapia, o cómo aprovecharlo a nivel judicial para decidir sobre adopción o divorcio.
                  

El estadounidense Allan Schore (Investigador en Neurociencia y Profesor de Psiquiatría en la Universidad de California), referente en desarrollo temprano del cerebro, expuso en unas conferencias en Montevideo.

Cada vez se oye más hablar de la noción de apego durante los primeros años de vida de un niño. Esa palabra que puede sonar abstracta es, según los expertos, la clave del desarrollo de la parte del cerebro que posibilita la empatía. Allan Schore, un referente internacional en este tema, lo pone así de sencillo: “la relación de apego entre la madre y el hijo le da forma, moldea el lado derecho del cerebro”.

Schore estuvo en Montevideo para brindar una serie de conferencias organizadas por la ONG Atención y desarrollo a la temprana infancia y su familia (ATI) y apoyadas por el Ministerio de Educación y Cultura. El rol que tiene la madre en el futuro emocional de su hijo, la participación del padre, y lo que le espera a alguien que no disfrutó de una relación de apego, fueron algunos de los temas que conversó el experto con El Observador.


*Quienes trabajan en la neuropsicología en Uruguay hoy entienden que usted desarrolla un modelo de salud mental infantil particular. ¿En qué consiste?

Déjeme decirle antes que hay un gran interés de los medios en neurociencia hoy. En los últimos 10 años ha habido una gran explosión en el estudio del desarrollo temprano del cerebro. Y lo que hemos descubierto es que el desarrollo temprano, tanto durante el embarazo como después del nacimiento, tiene efectos en lo que sucede después, no solo en términos de bienestar emocional, sino también en lo que refiere al desarrollo de desórdenes psiquiátricos. Durante el primer año de vida no hay comunicación verbal: es todo emocional. Esto era terreno desconocido para la ciencia, que no sabía cómo abordarlo, pero gracias a la tecnología se pudo estudiar el cerebro del niño y de la madre.

*¿Cuál ha sido su aporte?

Mi trabajo en los últimos 20 años ha sido la integración de la biología y la psicología
. En esencia, mi trabajo cruza las fronteras entre ambas. En particular, hago foco en el lado derecho del cerebro. El lado izquierdo, que es el que desarrolla el habla, no entra en funcionamiento hasta el segundo año de vida. En cambio, todo lo vinculado al apego se desarrolla durante el primer año. La idea esencial es que la relación de apego entre la madre y el hijo le da forma, moldea el lado derecho del cerebro. Hay una herencia genética natural, pero el entorno social y afectivo va tallando, como una escultura.



*¿Qué funciones se encuentran en el lado derecho?

Está involucrado en los procesos emocionales
. Es el que permite llegar a casa, mirar a los ojos al otro y saber que algo anda mal. Las expresiones faciales, las sonrisas, la tristeza, el tono de voz. Allí está la habilidad de entender el estado emocional, lo que pasa por la mente o las motivaciones que tiene la otra persona. El punto más importante en este sentido es la comunicación no verbal, de cerebro derecho a cerebro derecho, que se da entre la madre y el niño. Al mismo tiempo que esto ocurre, el cerebro del bebé está doblando su tamaño, y en esto incide el apego.¿Cómo debe hacer la madre para alcanzar el nivel adecuado de apego?


*¿Cómo puede estar segura de que está haciendo bien las cosas?

Es un aprendizaje que no tiene tanto que ver con ‘hacer’ sino con ‘ser’. ¿Cómo transmitirle la empatía?:
*  Siendo cuidadosos y atentos,
* Poniendo al bebé en el primer lugar,
*Siendo abiertos, genuinos, y
* Estando disponibles emocionalmente.
*Y también ayuda si hay una relación fuerte entre la madre y el padre.
La clave es esta sofisticada forma de relacionamiento. El foco no es racional sino emocional. Es la habilidad de la madre de leer la mente y el cuerpo del bebé. Ella tiene la capacidad de aliviar la tensión del bebé, de calmarlo, de regular su estrés, pero también incide en su disfrute y entusiasmo. Es decir, no solo puede escucharlo, sino también regular sus emociones. Ella puede cambiar su conducta. Además, el apego otorga al bebé una sensación de seguridad.


*¿Y qué rol tiene el padre en esto?

El padre entra un poco más tarde. El primer apego es con la madre. Después, en el segundo año de vida, el bebé tenderá un lazo también con el padre. El bebé tiene distintas relaciones con sus padres: la madre es la que lo calma, mientras el padre tiene un vínculo más enérgico y le enseña a explorar. Hoy tenemos evidencia de que la madre realmente da forma al lado derecho del cerebro, pero el padre también incide. Y es más que un efecto psicológico: el crecimiento del cerebro está influido por esas relaciones.
(Nota: a este respecto os hablaré en la siguiente entrada del Blog, de los efectos positivos para el  bebé de tener un padres amoroso con sus bebé y que se coordine emocionalmente con la madre en el cuidado de su hijo, escrito por la Psiquiatra Ibone Olza).


*¿Qué sucede con quienes no tuvieron ese apego?

Justamente, no estudiamos solo el desarrollo normal, sino también el que lleva a desórdenes psiquiátricos o psicológicos. La que está en juego es especialmente la habilidad del lado derecho del cerebro de regular el estrés. Es importante que el niño sepa que el otro está emocionalmente disponible para él. En ese sentido, los desórdenes psicológicos tienen raíz en el desarrollo temprano del cerebro. Entonces, ¿qué pasa si hay abuso o negligencia? Bueno, por eso es muy importante que haya programas de prevención temprana, que sé que en este país los hay.

Enlace artículo:


                                    

miércoles, 21 de noviembre de 2012

La terapia psicológica ayuda a reducir cesáreas




                                            

Os ofrezco los resultados de un estudio realizado en Finlandia que demuestra cómo la Terapia Psicológica permite ayudar a afrontar los miedos de mujeres embarazadas ante el parto, y su especial efectividad en madres primerizas,

En otro post más adelante  os hablaré de las conclusiones extraídas de un libro en el que la Psiquiatra Infantil y Perinatal Ibone Olza nos habla de cómo evitar cesáreas innecesarias, os ampliaré la información sobre este aspecto concreto tan interesante de la Psicología del Embarazo y del Parto.


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La  terapia ayuda a embarazadas temerosas a desistir de cesáreas

Un estudio de Finlandia demostró que la terapia grupal ayuda a las embarazadas a evitar las cesáreas riesgosas y costosas, especialmente en las madres primerizas que temen al parto.
(Nota propia: como los psicólogos expertos en Psicología Perinatal nos muestran, la terapia, individual o grupal, beneficia a la mujer y a su bebé en diversas situaciones durante el embarazo como forma de prevención de complicaciones durante éste y el parto).

Antes de la orientación, la mitad de las primerizas con miedo extremo al parto habían optado por una cesárea, pero sólo un tercio finalmente tuvo la cirugía después de la terapia.

"El estudio demuestra que la terapia grupal es un tratamiento efectivo para las embarazadas primerizas con temor intenso al parto con la meta de reducir la cantidad de cesáreas y mejorar el parto -opinó la doctora Hanna Rouhe, del Hospital Central de la Universidad de Helsinki-. Muchas de estas mujeres no concurren a las maternidades, sólo se presentan el día del parto con ansiedad y temor, lo que genera complicaciones".

Se estima que el 6-10 por ciento de las cesáreas se realizan a pedido de mujeres con temor extremo al parto, según estima el equipo finlandés.

"El estudio propone que tal vez deberíamos estar más atentos a por qué las mujeres optan por una cesárea en el primer parto", dijo la doctora Laura Riley, obstetra especializada en embarazos de alto riesgo en el Hospital General de Massachusetts, Boston, y que no participó del estudio.

Hay varias iniciativas para reducir la cantidad de cesáreas en embarazadas primerizas, pero Riley indicó por e-mail: "Desconozco si hay iniciativas sobre el temor al parto. Deberían existir".

En BJOG, el equipo publica que utilizó un cuestionario psicológico estandarizado para evaluar si 4575 embarazadas primerizas tenían temor al parto o un deseo fuerte de tener un parto por cesárea. Identificó a 371 mujeres con miedo extremo al parto por vía vaginal.

Los síntomas en esas mujeres incluían pánico que interfería en las actividades cotidianas, pesadillas sobre el parto y un deseo extremo de dar a luz por cesárea.

Luego, el equipo dividió a esas mujeres en dos grupos: 90 concurrieron a seis sesiones de dos horas de terapia grupal a cargo de un psicólogo entrenado y 240 recibieron la atención prenatal habitual (grupo control).

Al momento del parto, el 66 por ciento de las mujeres tratadas con terapia grupal optó por el parto vaginal versus 47 por ciento del grupo control. Más de un tercio del primer grupo dijo después del parto que la experiencia había sido "positiva", comparado con el 23 por ciento del otro grupo.

Un especialista ajeno al estudio cuestionó su diseño y opinó que los resultados no son nuevos para los médicos o las embarazadas.

Rouhe precisó que la terapia grupal cuesta unos 600 euros (762 dólares) por mujer. El parto vaginal más la terapia cuesta un 17 por ciento menos que una cesárea programada, que alcanza los 2500 euros (3176 dólares). El costo no incluyó el test psicológico inicial.

Tres hospitales de Finlandia ofrecen la pesquisa, que los investigadores tratarán de extender al resto del país. La mayoría de los hospitales finlandeses ofrecen consejería, pero no identifican a las embarazadas con temor para ayudarlas con intervenciones específicas.

El equipo de Rouhe hará nuevos estudios para determinar la relación costo-efectividad y el efecto de la terapia grupal en el largo plazo.
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Enlace:

martes, 20 de noviembre de 2012

Desarrollo del apego


                                                                     

En una anterior entrada titulada "El vínculo del apego"  os hablé del concepto de apego, y enuncié una introducción sobre las fases del desarrollo de este vínculo afectivo en un desarrollo normal. En este post voy a desarrollar con más detalles estas 4 etapas que os nombré.

TEORÍA ETOLÓGICA SOBRE EL APEGO (John Bolwby) (continuación)

Es relevante matizar que esta separación cronológica es orientativa, es decir, no debe ser tenida en cuenta de forma rígida  o estricta, sino que puede variar adelantándose o retrasándose en cada bebé en particular, en función de sus características propias, de  las condiciones de su entorno (en el que se desarrolla) y de la interacción de ambos (organismo-entorno).

APEGO

0 – 6  MESES


-Desde el nacimiento a las 6 semanas: FASE DE “PRE-APEGO”.
El bebé, en esta etapa, tiene preferencia por los estímulos humanos, y en especial por los elementos que constituyen el rostro humano. Se puede decir que en este período existe una orientación hacia las personas en general, sin reconocimiento de las figuras concretas que lo cuidan.
A esta edad, los bebés reconocen el olor y la voz de su madre, pero no se puede hablar todavía de apego ya que si reciben el cuidado que necesitan se quedan tranquilos sea cual sea el adulto que se lo proporcione.

-Entre las 6 semanas y los 6-8 meses: FASE DE FORMACIÓN DEL APEGO
El bebé manifiesta preferencia por las personas que le son familiares e interactúa de forma privilegiada con ellas sin rechazar todavía a desconocidos. La interacción privilegiada se produce generalmente con la madre.
Son pruebas del reconocimiento de la madre por parte del niño: la sonrisa diferencial y las vocalizaciones diferenciales. Es decir, el niño sonríe y vocaliza más en presencia de su madre que con otras personas. También llora más cuando es ella quién se marcha (llanto diferencial), y deja de hacerlo con mayor facilidad si es la madre quién lo atiende y lo consuela (interrupción diferencial del llanto). A esto se le llama llanto diferencial  e interrupción diferencial del llanto.

Es decir, en general en este período amplio de los 0 a los 6 meses nos encontramos que el  bebé  se siente inclinado a los estímulos sociales, busca contacto con personas y prefiere a su madre, padre u otro familiar, aunque no rechaza a desconocidos.  El llanto sirve como forma de buscar el contacto de la figura referente de apego y cesa cuando el bebé está en brazos, se le habla, hay contacto visual, etc. O dejará de llorar cuando no le cojan, pero por indefensión (que finalmente puede convertirse en aprendida si hay repetidas experiencias de llanto y no atienden a éste). El bebé si llora es porque necesita el contacto, es una necesidad primaria, básica para él.


6 –8/9 MESES  hasta los 18meses aproximadamente


Entre los 6-8 meses y los 18 meses se da la FASE DEL APEGO BIEN DEFINIDO. A los 8 meses los niños muestran lo que se ha denominado ansiedad de separación: que aparece cuando la figura de apego se aleja. Asociado a esta ansiedad de separación aparece el miedo a los extraños. Es frecuente que a esta edad los niños lloren ante una persona desconocida y busquen refugio en la figura de apego.
En este sentido, es habitual que los bebés que acuden a la guardería a los 6 meses se queden más tranquilos cuando la madre se marcha, que aquellos que ya tienen un año. Muchos de estos niños de un año, en el momento de la despedida se apegan a su madre, lloran y gritan para intentar que no se marche y permanezca junto a ellos.

Es decir, aparece la ansiedad de separación ante los extraños. Esto es algo saludable que el bebé lo haga, es adaptativo, y saludable porque empieza a reconocer quién es de su familia y quién no.
La aparición del sistema del miedo va a hacer desaparecer la conducta exploratoria del bebé, y el aumento de las conductas de apego (con la mamá o figura maternante de apego del bebé) ante extraños. Agarrándose así el bebé a la pierna de la mamá, en presencia ante un extraño, hasta sentirse seguros. ¡¡ Resaltar que no es que se trate de que sea un bebé tímido o miedoso como escuchamos a veces, sino que está teniendo una conducta de apego hacia su madre en presencia de extraños !!. Por ello es importante en estas situaciones no exigir al niño que se vaya con extraños, porque no está preparado para eso, a nivel evolutivo, en este momento de su desarrollo.
Por ello, cerca de los 8 meses es la peor edad para meter a un niño en la guardería, porque es cuando más desarrollado tiene el apego.

ANSIEDAD DE SEPARACIÓN: Resistencia a separarse de la figura de apego, aparece entre la edad de los 6-9 meses, alcanza su pico máximo entre los 13 y los 15 meses, y empieza a disminuir a partir de los 18 meses.
Tanto la ansiedad de separación como la ansiedad ante los extraños es un sistema evolutivamente determinado que tiene la función de proteger de peligros a los niños pequeños. Es una etapa normal y sana del desarrollo evolutivo del bebé.


18 – 24 MESES


FASE DE FORMACIÓN DE UNA RELACIÓN RECÍPROCA
A lo largo de todo su desarrollo, el niño va construyendo representaciones mentales de los objetos, las personas y los fenómenos que conforman su entorno. En esta fase ya se ha elaborado una representación interna del vínculo de apego establecido y tiene una serie de expectativas sobre su disponibilidad en momentos de estrés, la sensibilidad de la figura de apego hacia sus necesidades y la posibilidad de recibir su apoyo si le hace falta.
La formación de una relación recíproca se inicia hacia los 18 meses. Las nuevas capacidades mentales y lingüísticas del niño de esta edad permiten que la interacción con las figuras de apego evolucione y sea menos asimétrica. Hacia los dos años, por ejemplo, el niño ya puede entender y preveer que su madre volverá después, y le puede pedir, por ejemplo, que le cuente un cuento antes de irse a trabajar.

No es hasta esa edad también que los bebés entienden por completo el “te dejo aquí y vuelvo” (lo que les permite quedarse más tranquilos cuando esto sucede y se lo explicamos así) : es la permanencia del objeto (de Piaget).

La existencia de múltiples y variadas figuras de apego, a medida que el niño va creciendo, ofrece mayor riqueza de estímulos y modelos diferentes de relación (de estar, de vincularse, de comportarse).


Es relevante tener en cuenta que la figura de apego principal varía a lo largo de la vida: papá/mamá en la infancia, iguales en la adolescencia, pareja en la edad adulta, etc.



domingo, 18 de noviembre de 2012

El vínculo del apego




                                                   

En esta entrada, publicada anteriormente en CENTRO PSICOLOGÍA GESTALT, quiero explorar el concepto de apego, en referencia al desarrollo afectivo del bebé, desde su nacimiento.

El ser humano es un ser social desde que nace, y establece vínculos con las personas con las que se relaciona, desde el primer momento. El vínculo afectivo que establece el bebé con las personas que se ocupan de él, cubren sus necesidades básicas, lo cuidan y le dan seguridad emocional, es conocido como de  APEGO.

Este vínculo se forma generalmente con la madre y el padre, las llamadas FIGURAS DE APEGO, pero también puede darse con la abuela, el tío, la educadora u otros cuidadores.

                            
Establecer este lazo emocional con algunas personas significativas para el recién nacido, es una necesidad de primera magnitud para el ser humano: el vínculo de apego es una conducta universal, aunque pueden variar sus expresiones y las formas de manifestarlo en función de la cultura en la que se desarrolle el niño.

Son varias las figuras de apego, y se puede afirmar que "existe una jerarquía entre éstas". Esto significa que el niño muestra preferencia por una de ellas, y recurre a este cuidador principal en caso de desconcierto o de inseguridad. Pero si falta la figura de apego principal, generalmente la madre, recurre a las otras personas con las que ha podido establecer este lazo afectivo tan importante e íntimo. En ocasiones podemos nombrar a estas personas como "figuras maternas", aunque dejando claro a partir de ahora que aunque en general hable de madres, John Bolwby, se refería no a la madre exclusivamente, ni siquiera a la madre biológica, sino que con esta nomenclatura, o término, hacía referencia a la persona que cuida al niño y a quién éste llega a apegarse.

La figura de apego constituye una base segura para el bebé, que le permite alejarse para explorar y conocer el entorno ya que sabe que podrá regresar a ella si necesita algo. Se trata de personas especiales en la vida de toda persona, que alivian en momentos de angustia, y con las que se busca la proximidad y un contacto sólo para compartir también la alegría y el placer.


TEORÍA ETOLÓGICA SOBRE EL APEGO (John Bolwby)

La etología es una rama de la biología, aunque también de la psicología experimental, que se ocupa del estudio de los animales, incluido el ser humano (etología humana: parte de la investigación o estudio comparado de la conducta que se ocupa del conocimiento de los aspectos congénitos-filogenéticos o de una especie- en el desarrollo de la conducta-en contraposición con los aspectos aprendidos), en su medio natural, aunque también en condiciones de laboratorio. Los científicos que se dedican a la etología se denominan etólogos.

Gracias a los estudios de la etología se sabe que muchos de los comportamientos humanos han ido evolucionando a lo largo de los años porque facilitan la supervivencia de la especie.

El apego es una de estas conductas que facilita la supervivencia de la especie humana, ya que mantiene al cuidador cerca del recién nacido, que está menos preparado que el resto de los animales para afrontar los peligro y cuidarse solo.

J.Bolwby es una psiconalista inglés (1907-1990), con formación etológica, que desarrolló la TEORÍA DEL APEGO, en el que consideraba el desarrollo de la personalidad desde este enfoque etológico. Para este relevante autor, en el estudio del desarrollo afectivo del niño, la relación del niño con el adulto se inicia con una serie de señales INNATAS que llaman al adulto hacia el bebé. A partir de un cuidado sensible por parte de este cuidador, y gracias a las capacidades que a través de esta disposición emocional del cuidador hacia el bebé, el niño irá desarrollando unaS capacidades emocionales y cognitivas, que irá adquiriendo si recibe uno buenos cuidados "maternales", y así se irá consolidando un vínculo afectivo verdadero/sano.

Este investigador distingue cuatro fases (que os expondré en un siguiente post) en la formación del vínculo afectivo que considera imprescindibles para un desarrollo normal, que son:
1.Fase de pre-apego.
2.Fase de formación del apego
3.Fase del apego bien definido
4.Fase de formación de una relación recíproca.



Fuente: La base de estos contenidos han sido extraídos de "Desarrollo socioafectivo e intervención con las familias" de Núria Prat y Marisa del Río.
                  
        

Emociones desde el útero (2)




                                                            
Os escribo este segundo post para continuar la primera parte del artículo con igual título, de La Vanguardia (en mayo de 2012), que os nombraba en la anterior entrada, y que también publiqué en el Blog CENTRO PSICOLOGÍA GESTALT previamente.

Aquí pasamos a hablar del momento del Parto, del período perinatal y de cómo el llanto del bebé refleja su primer temperamento que ya se ha ido formando a través de las influencias que ha recibido en su gestación, de cómo el llanto del bebé ya contiene las características propias del idioma de los padres, o cómo los primeros 7 años del niño forman su carácter, la base emocional y de su personalidad, y habrá tenido vivencias que dejarán huella en su futura vida como adulto.


EL PARTO TAMBIÉN ESTRESA

También el cómo venimos a este mundo puede dejarnos huella. Los científicos han visto que las diferentes formas de nacer influyen en nosotros de manera distinta. Se han medido, por ejemplo, los niveles de cortisol en la sangre del cordón umbilical después del parto y es así como se ha descubierto que para el bebé es también un suceso muy estresante.

Para Vivette Glover, la forma menos traumática de nacer es seguramente la cesárea, aunque ello no implica, recalca, que sea la mejor, puesto que los niños que nacen por esta vía se ha visto que son los que más problemas tienen para iniciar la lactancia materna. Lo más traumático para el niño son los partos sumamente medicalizados, en que se usan fórceps o espátula. Y los partos vaginales, que se ha visto que ayudan a los niños a respirar mejor.
“Hay muchos partos de bebés que aún no están maduros. Deberíamos potenciar y apostar por el nacimiento fisiológico. A no ser que sea de extremada urgencia, por complicaciones médicas, el parto jamás debería ser inducido. El bebé debe nacer cuando decide hacerlo”, explica la doula Anna M. Morales. Cuando el parto es completamente natural, apunta esta experta, se desencadena una respuesta hormonal entre la madre y el hijo, que recibe una descarga de noradrenalina. Eso hace que, al nacer, esté en alerta, para reconocer el entorno y a su madre. Es una especie de ritual biológico para conectarse con ella. Entonces se produce la primera toma de leche y luego el pequeño duerme una serie de horas, entra en una especie de periodo letárgico. “La epidural, la cesárea o la oxitocina sintética para estimular las contracciones alteran esa primera respuesta del bebé”, asegura Morales.

En el parto, el padre también tiene un papel esencial. “Comparte con la madre una experiencia muy rica y bonita, y debe procurar que su hijo pueda iniciar la vida desde un punto de vista saludable, permitiendo que se produzca ese diálogo entre madre e hijo”, apunta la psicóloga perinatal Sara Jort. Durante el momento de la dilatación, el padre debe ayudar a la madre a sentirse bien, de manera que esta segregue oxitocina, lo que hará que el parto sea más rápido. Si la mujer tiene miedo o se estresa, hará que segregue la hormona del estrés, que inhibe la oxitocina.


DIME CÓMO LLORAS Y TE DIRÉ DE DÓNDE ERES

Al nacer, no todos los bebés lloran igual. Se han llevado a cabo numerosos estudios y se ha visto que el llanto de los niños contiene las carac­terísticas propias del idioma en que hablan sus padres. Vamos, que un niño chino llora en chino, y uno francés, en francés. Al parecer, el feto es sumamente receptivo a las vibraciones de los sonidos. Percibe las vibraciones de la voz de su madre y también del padre. E incorporan los sonidos propios que oyen durante el embarazo. El bebé es muy sensible a la estimulación auditiva que ha recibido.


LA IMPORTANCIA DE LOS PRIMEROS AÑOS

Los primeros años de vida del niño son determinantes, y van a dejar una huella indeleble sobre él. De sus vivencias tempranas va a depender en buena medida cómo será esa persona de adulto. Por ejemplo, a nivel neurológico, un bebé que llora y que no es atendido se estresa, aumenta el cortisol en su cerebro, que es tóxico, y eso hace que se establezcan más fácilmente conexiones neuronales de ansiedad que en bebés que cuando lloran son reconfortados. Y es que, al nacer, el niño sólo cuenta con un 25% de su cerebro en marcha y las habilidades que posee están limitadas a las que necesita para la supervivencia. Tan sólo durante el primer año se establecen nada menos que cien mil millones de conexiones sinápticas. De ahí que desde diferentes ámbitos de la neurociencia y la psicología, se señale que los siete primeros años de vida son esenciales para el niño, ya que desarrolla los sistemas cognitivos de aprendizaje.




ENLACE al artículo:
http://www.lavanguardia.com/estilos-de-vida/20120509/54288851311/emociones-desde-el-utero.html

     

Emociones desde el útero (1)



                                                     
                               Foto extraída del Artículo Periodístico de "La Vanguardia"


El pasado 21 de Mayo publiqué un artículo en el Blog CENTRO PSICOLOGÍA GESTALT, con título
"Emociones desde el útero (primera parte)" , que hoy comparto con vosotros aquí.


                                                                            
A continuación os adjunto un artículo de La Vanguardia, publicado el 5 de Mayo de este año. Habla sobre Psicología Perinatal. En él quiero reseñar, la visión que aporta Sara Jort Poveda (Psicóloga Perinatal, y Miembro Fundadora de la Asociación Española de Psicología Perinatal, profesional con la que tuve oportunidad de compartir Formación como Psicoterapeuta Gestalt en el IFGT) referente a las emociones de la mujer a lo largo del embarazo, la necesidad de trabajar en Políticas de cuidado de la mujer embarazada, durante su gestación, y al papel de la pareja en el momento posterior al parto.                                                                       

El modo en que el bebé se desarrolla en el vientre marcará su vida. Se sabía que el alcohol, el tabaco y una mala alimentación incidían negativamente; ahora la ciencia ha ido más allá y ha descubierto que las emociones de la madre durante el embarazo también desempeñan un papel esencial.

Jorge no deja de llorar. Sus padres, primerizos, están desesperados. Y muy nerviosos. Lo han probado todo. O al menos todo lo que se les ocurre: que si cogerlo, abrazarlo, intentar darle de mamar. La enfermera entra en la habitación del hospital en que están y trata de tranquilizarlos: “Está todo bien. Hay niños más inquietos que otros”, les dice. Pero eso no acalla al pequeño.

El embarazo de Marta, la mamá de Jorge, tampoco ha sido fácil. Al poco de quedarse en estado, se enteró de que su empresa estaba a punto de cerrar e iba a quedarse sin trabajo. Así que se ha pasado los nueve meses en reuniones sindicales, negociaciones y haciendo números en casa. A veces, le entraban ataques de ansiedad e incluso le costaba respirar.

Se sabe que el desarrollo del feto depende, en buena medida, del bienestar de la madre. De si esta practica algo de deporte, sigue una buena alimentación, no toma drogas ni alcohol. Pero, ¿y qué hay de las emociones? ¿Afectan los sentimientos de la madre al niño?.Durante mucho tiempo se creyó que no, que el feto ni sentía ni padecía en el útero de su madre, felizmente protegido por la placenta. No obstante, numerosos estudios científicos realizados en las últimas décadas están poniendo de manifiesto que el estado emocional de la madre durante la gestación va a afectar la salud mental del bebé a largo plazo. Que una madre depresiva, ansiosa o estresada puede influir en el coeficiente intelectual de su hijo y predisponerlo para que tenga más riesgos de padecer problemas tales como la hiperactividad o el síndrome de déficit de atención.


TOMANDO CONSCIENCIA

A lo largo del embarazo, el cuerpo de la mujer experimenta cambios equiparables a los de la adolescencia con la diferencia de que se producen en meses. Tras la concepción, los órganos de la madre emigran a otras regiones, se amontonan unos contra otros para dejar espacio al cigoto, que se desarrolla a velocidad de vértigo con una serie de mecanismos de diferenciación y proliferación celular, y se transforma en un organismo complejo, con tejidos altamente especializados: el bebé.

También aparecen cambios emocionales traducidos en variaciones bioquímicas, ya que las emociones se asocian a la segregación de hormonas particulares. Y aunque no se puede demostrar al ciento por ciento, existen numerosos y potentes indicios de que el desarrollo del bebé en el útero de la madre va a determinar la vida que tendrá de adulto. Y en esto se ha visto que influye la alimentación de la madre, o su estado físico, y también, su salud emocional. “Existen muchos reclamos comerciales que te dicen que el embarazo es una época muy bonita, pero desde un punto de vista estético. Sin embargo, no se hace hincapié en lo humano”, considera Anna Maria Morales, consultora certificada en lactancia y miembro fundador del centro de salud familiar Marenostrum en Barcelona.

“Se empuja a la gente a comprar cosas para el embarazo para estar guapas, para cuidar el cuerpo, pero se informa muy poco acerca de cómo conectar corporal y emocionalmente con el bebé, con la idea de que tienen un niño creciendo dentro y de que sus emociones van a influir en su desarrollo”, prosigue Morales, que es doula, es decir, mujeres que acompañan a otras mujeres durante el embarazo, su labor es dar soporte físico y emocional durante el parto y el puerperio.

Durante los nueves meses de gestación, la mujer pasa por una serie de controles médicos, pero nadie le pregunta cómo está a nivel emocional o qué tal está con su pareja”, se queja Sara Jort, terapeuta Gestalt especializada en psicología perinatal. Sigmund Freud fue el primero en percatarse de la importancia de los sentimientos de las madres; se dio cuenta de que las primeras etapas de la maternidad tenían efectos a largo plazo en la psicología del niño. Y que la educación emocional de los hijos no empezaba cuando estos nacían, sino en el útero.

Hace medio siglo, se comenzaron a realizar estudios con ratas y monos para comprobar si el hecho de que las madres estuvieran altamente estresadas tenía efectos en el desarrollo de las crías. Cuatro décadas después, un equipo de investigadores del Imperial College de Londres, liderado por la psicobióloga Vivette Glover, empezó a indagar sobre la importancia de las emociones en el embarazo. Para ello, llevaron a cabo un estudio con 14.000 mujeres embarazadas. La monitorizaron durante toda la gestación; se midió su nivel de ansiedad, de estrés y luego, se estudió durante años a los niños que nacieron. Vieron que el 15% de los hijos de las madres más estresadas y ansiosas tenían el doble de riesgo de padecer déficits de atención e hiperactividad. Además, estos niños eran más proclives a ser ansiosos y a tener problemas de conducta. Más adelante, realizaron nuevas investigaciones, esta vez con grupos más reducidos de mujeres, y corroboraron que si la madre está estresada durante el embarazo, su hijo tiene más tendencia a padecer ansiedad. Y esa tendencia es independiente de la las experiencias que tenga el crío al nacer o de las emociones que comparta con su madre después.


EDUCACIÓN EMOCIONAL DESDE EL ÚTERO

     
                        
¿Los fetos sienten dentro del útero de la madre? Si entendemos por sentir, sentimientos tales como la tristeza, la alegría, la soledad, el miedo, no. Tal como señala el profesor de psicología de la emoción y la motivación de la UNED, Enrique García Fernández-Abascal, el feto carece de la maduración neurológica para tener las emociones que tiene un adulto. “Se requieren al menos tres meses después de nacer para que se desarrollen los tubos neurales necesarios para las emociones”, señala. Sin embargo, lo que sí tienen los fetos son sensaciones. Así, sienten bienestar, placer, saciedad, alarma, sobresalto…
El feto, de alguna manera, percibe las emociones de la madre. Y eso es muy positivo puesto que le da al bebé un abanico de experiencias sensoriales necesarias para enfrentarse a la vida, desde la alegría, hasta la rabia o la tristeza. “Las emociones de la madre son un gran regulador de la fisiología de ella y del bebé. Las que son positivas, por ejemplo, generan una atenuación del sistema cardiovascular y una activación y refuerzo del sistema inmune. Es decir, que cuanto más alegres estamos, más vacunados, de alguna manera, estaremos contra el catarro –comenta Enrique García–. En cambio, cuando nos embargan las emociones negativas, segregamos hormonas tóxicas, el corazón se nos acelera y se deprime el sistema inmune, lo que nos deja más vulnerables ante las enfermedades”.

De ahí que sea esencial que la madre establezca vínculos con el niño desde el primer momento de la concepción. Con un gesto tan habitual en las embarazadas como tocarse la barriga, acariciarse, el feto recibe una experiencia positiva sensorial; conecta con la madre y se produce una respuesta bioquímica de placer, que se traduce en la segregación de hormonas que ayudan a establecer ese vínculo entre ambos.
“Eso no quiere decir que la madre tenga que pasar por el embarazo sin sentir o sintiendo sólo cosas positivas. Hay que sentir felicidad pero también estrés, todo en su justa medida, porque ambas son necesarias. El problema radica en cuando las negativas se cronifican –señala Enrique García, experto en psicología perinatal–. No es malo que la madre se enfade, pero sí que lo esté todo el día, todos los días. La educación emocional del niño empieza en el útero”.


PROTECCIÓN EMOCIONAL

La placenta funciona como una especie de envoltura protectora. No obstante, estados de emociones negativas continuados pueden afectar su función, sobre todo el estrés. Cuando la madre se encuentra en una situación estresante, se produce en su organismo una cascada bioquímica. Todo empieza en el hipotálamo, que produce una hormona llamada CRH, factor de liberación de corticotropina; ésta le manda a la pituitaria que, a su vez, produce otra hormona, la ACTH o adrenocorticotropa, que ordena a las glándulas suprarrenales que segreguen cortisol. Éste hace que se libere glucosa en sangre, que va hacia los músculos, los dota de energía y los prepara por si es necesario salir pitando o pelear. En realidad, la aparición del estrés es el resultado de una estrategia evolutiva necesaria para enfrentarnos a los peligros de la vida. Si no se liberaran en nuestro organismo todas estas hormonas que nos ponen en alerta, seguramente nos hubiéramos extinguido hace mucho tiempo, quizás devorados por algún animal.

Una vez acaba la situación que producía estrés, el cuerpo recupera los niveles hormonales habituales y el organismo vuelve a su estado normal. La placenta actúa como filtro e impide que el cortisol, que es tóxico, llegue al feto. No obstante, cuando los niveles de esta hormona en la madre son muy elevados, consiguen atravesar esta barrera y disparan la respuesta de alerta en el feto. Puede que también sea una herramienta con que nos ha dotado la evolución para prepararnos para enfrentarnos al mundo exterior con que vamos a tener que lidiar. De manera que si el estrés aparece en momentos concretos, es beneficioso. Sin embargo, cuando las situaciones de estrés son prolongadas, aparecen los problemas de manera más marcada. Si la madre está sumamente estresada, el bebé recibe el mensaje de que deberá hacer frente a un entorno peligroso. Eso los hace mucho más prontos a reaccionar; suelen ser niños más susceptibles a llorar, a estresarse, a sentir ansiedad.

Asimismo, tal y como el equipo de neurocientíficos del Imperial College de Londres ha comprobado, existen indicios de que niveles altos de cortisol afectan al desarrollo cerebral del bebé durante todo el embarazo. Durante los primeros meses, que es cuando las células cerebrales se mueven hasta hallar su ubicación definitiva, se cree que el cortisol puede llegar a afectar ese movimiento. Si los ataques de ansiedad y estrés suceden en los últimos meses de gestación, se eleva el riesgo de que el niño padezca síndrome de déficit de atención o hiperactividad.

Es más, al parecer, la ansiedad de la madre hace que se reduzca el flujo sanguíneo que le llega al feto, por lo que éste dispone de menos nutrientes para formarse; Vivette Glover afirma que, además, cuanto más alto es el nivel de cortisol en el líquido amniótico que rodea al niño en la placenta, más bajo es luego el coeficiente intelectual del bebé. “Niveles altos de cortisol afectan a cerebro y al aprendizaje”, sentencia esta psicobióloga.

Así pues, podemos ayudar a los niños y futuros adultos teniendo en cuenta la salud emocional de sus madres cuando están embarazadas. Si las podemos ayudar a sentirse menos estresadas, ansiosas o deprimidas, estamos reduciendo el riesgo de que los futuros niños padezcan problemas como síndrome de déficit de atención, dificultades de aprendizaje o hiperactividad. Que, además, indica Glover, son factores de riesgo que pueden convertirse en potenciales problemas de comportamiento. A nivel social, lamenta Sara Jort, psicoterapeuta Gestalt experta en perinatal, el periodo prenatal no está bien protegido por la sociedad, que desconoce la importancia que tiene tanto para la madre como para el recién nacido. “Debería haber políticas que regularan el cuidado de la gestación y los primeros meses de maternidad”, considera Jort. Se trata de prevenir para evitar que los niños tengan trastornos cognitivos, sí, pero sobre todo para conseguir una sociedad más feliz.


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sábado, 17 de noviembre de 2012

Asociación Española de Psicología Perinatal




                                          


 Me complace compartir contigo, con todos vosotros, que tengo el honor de formar parte de una entidad cuyos objetivos, intereses e inquietudes comparto, personal y profesionalmente, convirtiéndome  en Socia de la Asociación Española de Psicología Perinatal.

La seriedad profesional de los miembros integrantes de esta joven Asociación (que fue presentada recientemente), la experiencia, amplia formación, y el afán investigador e innovador, en este área de la Psicología tan necesaria para el apoyo emocional, acompañamiento psicológico e intervención clínica, de aquellas mujeres y hombres que están en el camino de la búsqueda de ser padres, o que ya lo son, ha motivado mi decisión de formar parte de ella, convirtiéndome en socia de la misma.

De forma que ante cualquier evento de promoción, apoyo o investigaciones que considere de interés para mis lectores, los pondré a vuestra disposición, referente a cualquiera de las áreas a las que se dirige la Psicología Perinatal (desde el embarazo, parto, puerperio y crianza de los primeros años de vida).

Esta es una noticia muy relevante para mí, por lo que me siento de ¡¡ Enhorabuena !!.
                                        
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