miércoles, 20 de febrero de 2013

Revista Ob Stare: Muerte gestacional y perinatal




Soy suscriptora de la Revista Ob Stare, de la que ya he hablado en otras ocasiones. La edición de Invierno 2012-2013 consiste en un monográfico sobre muerte gestacional y perinatal. La lectura de sus artículos puede ser un bálsamo de calma para aquellas mamás y papás que están pasando por el doloroso proceso de la muerte de un hijo en cualquier momento de su gestación, antes del parto, durante éste o poco tiempo después de nacer.

Diferentes profesionales hacen su aportación poniendo palabras sabías y sensibles, informando, acompañando, aportando sus testimonios, sobre la terrible experiencia de perder un hijo durante el embarazo o alrededor del parto.

Podria nombrar tantos relatos del número 23 de esta revista, tan significativos, o quedarme con algunas de las palabras que quienes han escrito en estos artículos me han resonado en el momento de leerlas, y así lo haré a continuación, sin embargo también quiero daros a conocer el título de todos sus artículos, por si puede interesaros.

Revista Ob Stare Número 23
Muerte gestacional y perinatal

· Editorial, por Eva Darias.
· Fugaces, por Claudia Pariente.
· Niños del agua, por Elena Mayorga y Ramón Soler.
· El acompañamiento afectivo haptonómico en la muerte perinatal, por Jaime Robert.
· Umamanita, por Jill Cassidy.

· Plataforma Duelo Gestacional y Perinatal, por Mónica Álvarez.
· Del bebé estrella al bebé arco iris, por M. Àngels Claramunt.
· ¿Qué es Petits amb llum?,
por Marta Muñoz.
· Muerte gestacional y perinatal... ...en pocas palabras.

· Un tabú del s. XXI: la muerte gestacional y perinatal,
por Ana Alonso.
· Sobre legislación española,
por Editorial OB STARE.
· Siempre en el corazón,
por Asociación El Parto Es Nuestro.
· Yo te esperaba,
por Cecilia Miy.

· Nombrar lo innombrable,
por Nohemí Hervada.
· El dolor,
por Mónica Felipe-Larralde.
· Sobre números identidad y más,
por Eva Darias.




Expresan Ramón Soler y Elena Mayorga (del Blog "Niños del Agua"), dos especialistas en Psicología de la Mujer y/o en Psicología Pre y Perinatal, y papás de su pequeña bebé uterina que murió en su etapa gestacional, y a la que habían decidido ponerle el nombre de Luna: 

"Una mamá que pierde un bebé precisa que se le comprenda, que se le escuche, que se le apoye, sin juzgar, sin opinar. También y sobre todo necesita llorar, sacar de su cuerpo esa inmensa pena que está experimentando, ese terrible desconsuelo que le parte el corazón y esos desoladores sentimientos de culpabilidad, ira, de abandono, de soledad. Una soledad devastadora, profunda, inmensa e inconsolable en sus primeros estadios. Una soledad que tiene su razón de ser en el hecho de que, sin solución de continuidad, en cuestión de pocos minutos, días o semanas, una madre pasa de compartir su cuerpo con un pequeño ser, que crecía simbióticamente en su interior, a estar de nuevo física y emocionalmente sola. Su mente, sus sentimientos, y sus emociones, hasta ese momento concentradas en el maravilloso proceso del embarazo, de la creación, de la vida, de repente deben enfrentarse , no sólo con la parte más dura de la realidad, la muerte, sino, además, con el vaivén hormonal de su cuerpo, con la compleja ambivalencia del puerperio y con la frustrante certeza de que su precioso y deseado bebé ya no está físicamente con ella".


También os traigo alguna de  las descripciones breves que hacen en el ejemplar de este número de la revista, sobre la muerte gestacional y perinatal, mostrando diferentes perspectivas sobre este tema:

"Lo único que nos cura de un sufrimiento es vivirlo a fondo". Marcel Proust, en "La cuna vacía".

"Al principio, los padres muestran un dolor intenso y un discurso difícil, de mucho llanto y pocas palabras, hasta que logran darle coherencia y pueden compartir la experiencia. Son las madres las que con el tiempo elaboran mejor su discurso, mientras que los hombres muestran menos emociones y sentimientos. Habitualmente los hombres intelectualizan la pérdida, prestan apoyo, intentan buscar soluciones y "pasar de puntillas sobre el dolor", mientras que las mujeres intentan buscar el significado de la pérdida desde lo emocional".  "Vivir el duelo. La experiencia de perder un hijo" , Alfonso García (Antropólogo y profesor de enfermería en Canarias).

"Los padres huérfanos me cuentan con frecuencia que se sienten como leprosos. Tienen la impresión de que la gente los evita como a los leprosos. No tienen derecho a mostrar su tristeza. Algunos incluso cruzan la vereda de enfrente para no encontrarlos. A menudo escuchan palabras como: "Esto ya pasó hace tiempo. La vida continua.Entrégate al presente." Pero tales palabras no ayudan, sino producen el efecto contrario. Los padres sufren, se sientne incomprendidos. Tienen la sensación de que con su pena no tienen espacio en este mundo. Se les reporcha amargar el ambiente. Por esta razón, resulta tan importante sencillamente estar con las personas que sufren y dejar que hablen". "¿Por qué a mí?, Anselm Grün.


Y finalmente os reproduzco unos párrafos, del artículo de Nohemí Hervada, "Nombrar lo innombrable" en el que dice:

"Es como si hubiera una especie de dogma no escrito que hace creer a la gente que el dolor ante la muerte es directamente proporcional al tiempo de vida del ser. Y que, por supuesto, el tiempo empieza a contar desde el nacimiento, nunca antes. ¡Qué gran mentira!"

"Estría bien pararse a pensar por qué nuestro "primer mundo", con todo su conocimiento científico, biológico y neurobiológico de la vida intraútero, le da tan poco reconocimiento al dolor por la muerte de un ser por muy pequeño que sea".


Si quieres sentir la vibración que hay en las palabras de estos artículos, escritos con el alma, en los que sientes vida conforme lo estás leyendo, te invito a adquirir un ejemplar de la revista (más arriba está el enlace directo en el que puedes hacer la compra, que siempre es vía online). A mí me ha parecido sumamente interesante, por lo que no he podido ni querido reprimir el compartirlo contigo. Espero, deseo, que la lectura de esta entrada del blog, te haya aportado información, ayudado o incluso quizás acompañado de alguna forma que necesitases. O quizás pueda hacerlo con alguien que esté pasando por un duelo gestacional o perinatal, y a quién tú busques ayudar. En este caso, compártelo, sé generoso en hacérselo llegar a quién pueda necesitarlo.


martes, 19 de febrero de 2013

Programa de Preparación para la Concepción (Primera Parte)


                                             

Cuando una mujer está buscando quedarse embarazada comienza a informarse de qué forma puede favorecer esta concepción. En esta entrada os explicaré el  "Programa de Preparación Para la Concepción" (como forma de crear una base o cimiento sano para el bebé que sea concebido), que explica en su libro  "Madres e hijas: sabiduría para una relación que dura toda la vida", la doctora Christiane Northrup (ginecóloga y tocóloga, con amplia experiencia; defiende la profunda relación que existe entre la enfermedad y las emociones, a la vez que considera la enfermedad como un catalizador hacia el crecimiento personal; ha sido pionera en la compaginación de la medicina tradicional con la alternativa), que a continuación expongo en dos partes:  en este post y en el siguiente.

Se trata de una serie de recomendaciones genéricas que pueden hacerte reflexionar sobre aspectos muy útiles a tener en cuenta previamente a tu concepción, como una forma de autocuidado, que posteriormente beneficiará al hijo que vayas a gestar.

Dado que nuestros cuerpos se autorrenuevan y están en cambio constante, siempre es posible mejorar las posibilidades de concebir y dar a luz a un hijo sano. Por muy insanas que hayan sido las opciones de estilo de vida que la mujer haya elegido en el pasado, esta misma mujer puede elegir un estilo de vida diferente, previamente a su embarazo, que dé a su bebé un buen comienzo.

La buena nutrición, por ejemplo, es esencial para tener un embarazo sano y un bebé feliz. Los estudios indican que existe una relación ente la dieta de la madre durante el primer trimestre y determinados trastornos (que aquí no vamos a tratar pues habriamos de hacer una exposición extensa de los mismos estudios), pero sí es importante que sigas las indicaciones alimenticias que te dé tu matrona, en la primera visita que hagas a ésta cuando tu embarazo esté confirmado, para cuidar tu alimentación y prevenir el desarrollo de estos trastornos en tu bebé.

A continuación vamos a ver un programa de SÍES y NOES que servirán a la mujer para comenzar a prepararse para su embarazo, cuánto antes le sea posible, lo cual es muy conveniente pues muchas veces la mujer se da cuenta de que está embarazada cuando ya está de uno o dos meses, y ese primer trimestre puede ser esencial (no se trata de provocar "miedos anticipados", sino de tomar conciencia de los beneficios del autocuidado previos a la concepción en la futura mujer gestante). De hecho, la doctora nombra que, los resultados son mejores si la pareja comienza un programa de preparacijón por lo menos seis meses antes de concebir. Y a continuación de este programa de Sies y Noes, veremos en la siguiente entrada un programa dietético que la Doctora  Norrthrup también aconseja seguir antes de concebir y durante el embarazo.



                                                                         SÍES :

Exponerse a suficiente luz natural.
La luz natural es un "nutriente" que influye en la fertilidad. Procura exponerte a la luz natural diariamente. Si no puedes salir con frecuencia, usa bombillas de luz de espectro completo que recreen todas las frecuencias de la luz natural.
A falta de sol, se recomienda exponerse a la luz natural como mínimo 30 minutos al día. No es bueno quedarse encerrado en casa o en la oficina. Puedes salir a pasear o abrir la ventana, y asomarte media hora. Así obtendrás la dosis de luz que el cuerpo necesita para su funcionamiento.


Dormir a oscuras, sin luz nocturna.
La oscuridad nocturna favorece el nivel normal de melatonina y ayuda a la fertilidad.

Consumir entre 800 y 2.000 calorías diarias.
La Doctora afirma que ésta es la cantidad adecuada para la mujer que pesa más o menos 63 kilos.*

Nota: * A este respecto considero totalmente oportuno consultar con médicos u expertos especialistas en alimentación durante el período de embarazo y previo a éste, ante una indicación tan genérica, que puede ocasionar confusión, pues estamos hablando de un rango muy amplio de calorías intermedios, sin tener en cuenta ningún otro factor de la mujer que el peso únicamente. Es importante evitar cometer una imprudencia por falta de información.


Mantener un peso sano. 
Hay mujeres que eran infértiles y pueden llegar a conecebir naturalmente una vez que consiguen un peso normal, y en general conviene comenzar el embarazo con un peso sando (Índice de masa corporal, o IMC, de 25 o menos). Una vez que estés embarazada es recomendable no aumentar de peso más de lo necesario. Un aumento de 11 a 13,5 kilos es sano si la mujer comenzó su embarazo con un peso normal. Las mujeres con sobrepreso pueden conseguir un aumento inferior a ese, y de todos modos dar a luz a bebés sanos. La calidad de lo que come la mujer embarazada es más importante que la cantidad. Se desarrollan células sanas si hay una cantidad adecuada de los nutrientes correctos.
A las embarazadas que son muy delgadas (IMC de 10 a 22) les va mejor cuando aumentan más de 13,5kilos. Por ejemplo, la doctora Northrup considera alentador encontrar en los informes de los medios informando sobre el boom de natalidad en Hollywood, el que se diga que actrices como Gwyneht Paltroww o Kate Hudson, que son muy delgadas, hayan aumentado 18 kilos o más durante sus embarazos.
 
                                                                       
                          
                                                                           NOES :

No beber alcohol.
Se ha demostrado que el alcohol disminuye la cantidad de espermatozoides, deteriora su motilidad y produce malformaciones en ellos. En un trabajo reciente sobre el síndrome de alcohol fetal, realizado por Anne Streissguth, se comprobó una disminución en siete puntos en el coeficiente intelectual de niños cuyas madres bebían sólo una ración de bebida alcohólica diaria durante el embarazo. Ahora se reconoce que hay niños que no tienen las características físicas de este síndrome, pero sí tienen sutiles diferencias mentales o de conducta por haber estado expuestos al alcohol en el útero, y ahora se les identifica como pacientes de los efectos del alcohol fetal.


No fumar.
El cigarrillo es con mucho el causante más común de nacimiento prematuro y de bajo peso al nacer. Entre las mujeres que fuman hay el mayor índice de hijos con defectos de nacimiento tales como el labio leporino (queilosquisis) y palatosquisis (fisura del paladar).
Aún en el caso de que la madre no fume, si su pareja fuma más de diez cigarrillos al día, tienen dos veces y media más de posibilidades de tener un hijo con malformaciones genéticas. 


Evitar la cafeína.
Se ha comprobado que incluso una taza de café al día dobla el índice de aborto espontáneo.
También hay estudios que muestran que la cafeína está ligada a bebés con bajo peso al nacer.


No consumir marihuana ni ninguna otra droga que altere el ánimo.
Todas estas drogas contienen sustancias químicas que afectan el desarrollo del cerebro y sistema nervioso del bebé, y entre otros tipos de daños podría predisponer al niño o niña a un riesgo mayor que el normal de recurrir a drogas más adelante en la vida.


No tomar píldoras anticonceptivas desde por lo menos tres meses antes de la concepción.
Está bien documentado que los anticonceptivos orales bajan los niveles de cinc, manganeso, vitamina A y un buen número de las vitaminas del complejo B, en especial la piridoxina (B6). También podrían bajar el nivel de magnesio y elevar el de cobre. Así pues, a la mujer que busca un embarazo le conviene dar a su cuerpo la oportunidad de recargarse de estos nutrientes esenciales antes de concebir.


Evitar fármacos sin receta.
También deberías reducir al mínimo los posibles fármacos con receta, aunque evidentemente algunos medicamentos como los anticonvulsivos para la persona con epilepsia (u otros que así te lo indique tu médico), son necesarios. Consulta con tu médico antes de dejar de tomar cualquier medicamento recetado.


No consumir ningún producto que contenga toxinas industriales.




Nota relevante: recuerda que esto son indicaciones genéricas, que no tienen porqué producir contraindicaciones en mujeres con un sano seguimiento de su salud en sentido holístico (o de integración de la totalidad de tu persona: no de tus diferentes partes como persona, por aislado). Sin embargo, siempre has de acudir a tus médicos u otros profesionales, que estén realizando un seguimiento de tu estado de salud, para consultarle sobre tu caso en particular si en alguno de los aspectos nombrados necesitas orientación específica.. Estas indicaciones, son eso, y en ningún caso pueden sustituir el criterio particular de estos profesionales.

Consolar a quién pierde un hijo durante su gestación




Perder un hijo es una desgracia, perder tres hijos, es algo que una no sabe explicar lo que significa. La vida te cambia irremediablemente.

En ocasiones, incluso las más duras, cuando estás en tiempo de espera de conocer qué le sucede a tu pequeño, una estalla en lágrimas y llantos intensos irremediablemente, sin previo aviso, y quiénes están a tu alrededor, pueden reaccionar de diferentes maneras. Siempre he echado de menos en el personal médico una mano que me acompañara en momentos determinantes, unas palabras o un gesto de consuelo, en el momento de darme la fatídica noticia.

En dos ocasiones he recibido algo de consuelo de unas ginecólogas que supieron acompañarme con un sencillo "lo sentimos", o con un "nadie sabe por lo que estás pasando, sólo tú".

Sin embargo también he escuchado palabras que sé no son malintencionadas, aunque sin quererlo son dañinas, incluso de personas allegadas: "es que no hay que obsesionarse, relájate". Lo anterior ocurría por hablar de mis pérdidas, mientras una persona embarazada me hablaba de su bebé, del que acababa de conocer hace poco sobre su gestación. Mostrando esta persona un desconocimiento total de lo que es en general la vivencia de un embarazo tras pérdida gestacional previa, lo cual es fácilmente comprensible, pero no asi su gran dificultad para empatizar con otra madre, que lo es de un bebé que ha perdido, igual que ella lo es del que lleva en su útero. Quizás estamos viendo aquí la puesta en marcha de  un mecanismo defensivo: ante el miedo a darse cuenta de que esto también podría pasarle a ella, como mecanismo de negación de las emociones de la otra madre, por un posible temor a identificarse con la madre doliente "por si acaso" esto "supersticiosamente"  pudiera sucederle a ella también. O también he podido escuchar de esta madre gestante primeriza, que no ha perdido la inocencia de un embarazo, la creencia de que "todo va a ir bien" (inocencia que en su siguiente gestación  ya no tendrá una madre que ha sufrido una pérdida gestacional previa) comentarios  tales como "mujer tranquilízate, sino cómo vas a pasar todo el embarazo", únicamente por verbalizar miedos en voz alta. 

Es decir, hablar de tus hijos fallecidos se puede asociar a "estar obsesionada", en lugar de una sana señal de verbalización y exteriorizacíón del duelo que se está viviendo, que ayuda a que  éste sea elaborado y no acabe siendo un duelo patológico. La supuesta normalidad es hablar de un hijo que recientemente se ha conocido la noticia de su gestación, pero no así de la pérdida de un hijo, cuando éste ya no está en el útero de su madre (aquí estaríamos hablando de un concepto que ya expliqué con anterioridad en otras entradas sobre DUELOS DESAUTORIZADOS), lo que puede llegar a asociarse con comentarios como:  "ya es tiempo de que vuelvas a ser normal" (hay madres que han tenido que escuchar "¿Todavía estás así?" o similares preguntas o afirmaciones como "tú lo que tienes que hacer es dejar de pensar en eso ya"; como si te dijeran o incluso realmente te verbalizasen: "ya va siendo hora que lo superes y dejes de hablar de ello"). Es decir, el  duelo gestacional (más incluso que el perinatal) es un duelo realmente rodeado de una gran falta de comprensión y conocimiento de lo que éste significa, por parte del entorno de los padres que han perdido a su bebé en algún momento de su gestación.

De la vida, del nacimiento o de la gestación de ésta, nos sentimos cómodos, felices, hablando de ella, de la muerte, en esta sociedad occidental, no se habla con igual naturalidad como de la primera. Con este artículo, uno de mis objetivos, es normalizar el verbalizar, el hacer visible la necesidad y lo sano de hablar de la muerte, de ponerle palabras, de ayudar y apoyar a quiénes están pasando por la muerte de un ser tan querido, como lo es un hijo, facilitándoles la expresión de su dolor, de sus emociones. Con ello estaremos ayudándoles en la necesaria e importante tarea de elaboración de su duelo, comenzando por el reconocimiento de éste. Fases todas ellas necesarias  para llegar a una aceptación sanadora de esta pérdida, y a un crecimiento posterior, que muchas mamás y papás que han pasado por esto proceso, han vivenciado tras la pérdida de uno o más hijos, durante cualquier momento de su gestación o alrededor del parto.



Otro ejemplo de todo el silencio, incomprensión y desconocimiento sobre este tema, se da cuando le hablas a alguien del personal médico que te atiende en una situación de una posible real nueva pérdida, de tu miedo de perder de nuevo a tu bebé (por síntomas detectados que así parecen indicarlo), después de dos pérdidas previas, al estar en una estado emocional de llanto fuerte,  una puede llegar a escuchar comentarios tales como:  "sé lo que es perder un bebé, y hasta cinco", y al preguntarle si ella  había vivido estas pérdidas, escuchar que esta persona habla de la experiencia de otra persona, no de la suya propia (algo que no ayuda en un momento en que no necesitas ser comparada  con ninguna otra persona, sino acompañamiento en tu dolor).

A las mujeres embarazadas nos hacen cientos de pruebas médicas, pero no se paran a escucharnos afectivamente, en nuestras emociones, como si éstas carecieran de importancia, ignorándonos en este sentido. Con el "chica, cálmate, que aún no es seguro que vayas a perderlo de nuevo", ¿quieren pretender qué?: ¿calmarnos, relajarnos?. Sin embargo no se les ocurre ponerse a tu lado, acercarse, y sencillamente tocarte una mano, acompañándote en ese difícil y angustioso momento de espera de los resultados, o quedarse en silencio escuchándote unos segundos (como si la escucha no fuese importante, sino sólo el hacer).
Incluso en una ocasión he tenido que escuchar de un supuesto magnífico ginecólogo que asiste partos respetuosos (permitirme que lo dude por su desconocimiento de cómo acompañar a unos padres, a una madre, que acababa de conocer la muerte de su hijo) al ir a solicitar información sobre un manejo expectante del aborto: "tú no sabes lo que es perder un hijo" (porque éste hijo estaba en el primer trimestre de su gestación), o "tú lo que tienes herida es tu vanidad". ¡¡ Cuánta falta de empatía, de respeto, y de formación en duelo gestacional en un profesional que se supone que acompaña a mujeres en momentos en que esperas la vida, pero en que también puede ocurrir justo en éstos, la llegada de en ocasiones, la inesperada muerte !!.   



Me pregunto por qué en Urgencias de Maternidad, en los hospitales públicos tienen como protocolo la norma de no dejar pasar a un familiar de la mujer. Sería algo tan fácil de cambiar si nos pusieramos en la piel de esta madre, si  se entendiera la necesidad de la mujer, de una compañía significativa para ella, que le apoye, que esté a su lado en momentos que pueden ser de enorme dificultad emocional para afrontar, tales como ante posibles pérdidas gestacionales. Comprobar una y otra vez (si por desgracia has vivido ésto en varias ocasiones,  que aunque lo pidas insistentemente) cómo sólo te dejan que entre tu compañero, cuando ya es obvio la noticia que te acaban de dar, de que tu bebé ha fallecido, es dolorosísimo,  personal y profesionalmente lo considero incomprensible.

Hace mucho que a los niños les permiten ser acompañados continuamente por un familiar cuando entran en un hospital, en urgencias, o cuando son hospitalizados y pueden tener el apoyo en todo momento de uno de sus progenitores. Sin embargo parece que aún no se ha llegado a comprender lo mucho que ayudaría dejar que la mujer pueda ser acompañada por una persona significativa para ella, en estos casos, pues incluso el modo en cómo recibe la noticia de su pérdida, puede influir en la posterior elaboración de su duelo por la pérdida de su bebé (y es algo que ya está investigado en otros países), en el afrontamiento posterior de esta muerte.



Es importante sensibilizar sobre este tema, hablar de él, en voz alta, ayudar a que llegue a los profesionales que trabajan en obstetricia, a los familiares, a amigos, a conocidos, a compañeros de trabajo, para que la muerte, sí, la muerte, de un bebé en cualquier momento de su gestación, o alrededor del parto, no produzca tanto "miedo", y así ayudar a que no sea un tema tabú del que nos asustemos al hablar. 

Reproduzco las palabras de Ana Alonso Cenizo ( en la Revista Obstare número 23, dedicada por completo a un monográfico: la muerte gestacional y perinatal), psicóloga especializada en duelo perinatal, mamá de dos hijos, uno de ellos nacido sin vida, Álvaro, cuando se pregunta: 
"¿Por qué esa negación de la existencia d nuestros hijos nacidos sin vida?. ¿Por qué ese tabú a hablar de ellos?. ¿Existe un componente histórico y educacional?. ¿Se pretende aminorar el dolor de estos padres con esta actitud?...Porque, lejos de este propósito, lo que se consigue es incrementar el dolor de una pareja, que como todo padre, quiere que se reconozca a su hijo, nacido con o sin vida?". Lo hace al hablar de la falta de reconocimiento de nuestros hijos nacidos sin vida en el estado español.  

Habla de su dificultad para hablar de su hijo cuando se relaciona con su entorno de España (Ana Alonso Cenizo    es Miembro de OVOK Bélgica: grupo de apoyo a padres que han perdido un hijo, está casada con un belga, vive desde hace 12 años en Bélgica y es en este país dónde tuvo a sus dos hijos), en dónde ha sentido que tras la muerte de su hijo Álvaro vivió una gran incomprensión de parte de mucha gente de su vida anterior. Menciona que a la gente le hacía daño su dolor, y que por eso muchos decidieron alejarse, que otros se quedaron a su lado con el trato implícito de eludir hablar de su hijo, convirtiéndose este tema en un auténtico tabú, mientras que en su país de acogida le permiten hablar de su niño, le envían tarjetas para recordar sus fechas ... 

Si esto es así de difícil con un hijo que llegó a nacer,  sin vida, muerto, pero que llegó a nacer, ¿cómo puede ser la pérdida de un hijo en la etapa gestacional cuando es una pérdida temprana en el primer trimestre de gestación. Aún llena de mayor incomprensión, por parte del entorno, incluso en ocasiones el más cercano a los padres.
Todo puede ser diferente, facilitar un tránsito sanador, cuando por el contrario estos padres se sienten libres de hablar de su bebé fallecido, cuando encuentran hombros en los que apoyarse, personas que les entienden y acompañan, que les transmiten igualmente su pena por el dolor que están pasando, que desean escucharles con amor, sin juzgarles. A estas personas, a mi compañero de vida, a mis seres más queridos (familiares o no), a mis amigos del alma, a personas que he conocido en la lejanía y que he llegado a sentir muy cercanas a mi dolor, a quiénes me habéis acompañado, quiero haceros llegar mi más profundo cariño, amor y mi sincero respeto por vuestra humanidad, por vuestro acompañamiento, vuestro estar ahí, por el apoyo que me habéis mostrado, día tras día, y las muestras de amor que tanto he sentido, porque sin vosotros mi camino hubiese sido mucho más tormentoso de recorrer. Gracias a "mi tribu", la que auténticamente me ha comprendido desde el corazón en todo este proceso.
Os animo a quiénes estéis pasando por esto proceso, a que busquéis vuestra propia "tribu de la cicatriz" (de la que  Clarissa Pinkola habla), para poder rodearos de un círculo sanador en la elaboración de vuestra pérdida.



Finalmente quiero acercaros esta definición de consolar, que aparece en el libro "Si pierdes un embarazo", de B. Spitz, M. Keirse y A. Vandermeulen ( y citada en la Revista Obstare), por su sabiduría


                                           consolar...

                     Consolar no es conocer la respuesta.
                  Mucho menos desplazar la rabia y recetar
                            cómo se tienen que sentir.
                  Consolar es saber callar, y con una mirada ,
                  una caricia, hacer sentir señales de esperanza,
                                    seguridad y confianza.
                  Es compartir la pena, más que quitarla.
                                (la pena nada la quita).
                  Consolar es ayudar a los padres a vivir
                             con las preguntas para las
                                que no hay respuestas.
                                                        
                
                                                    

domingo, 17 de febrero de 2013

Amar, cuidar y acompañar





                                                      La vida es un círculo 
                                           de amar y ser amado,
                                           cuidar y ser cuidado,
                                           un círculo de
                                           compasión infinita.

                                                    Sherokee Ilse
                                                                 Giving Care Taking Care


     Quiero compartir este poema, que me lleva a sentir en los cuidados afectivos, espirituales, por parte de sus seres queridos, que unos padres pueden necesitar ante la pérdida de su hijo en la etapa gestacional durante el embarazo de la madre.
                                                    
                                                                                   

lunes, 4 de febrero de 2013

Trauma acumulativo y Duelo Desautorizado en Duelos Gestacionales y Perinatales



Recientemente he escrito dos artículos (en mi blog Centro Psicologia Gestalt )  explicando los conceptos de trauma acumulativo y duelo desautorizado, y haciendo relación en determinados apartados  a la aplicación de estos términos en el caso concreto del duelo gestacional y perinatal,    que titulé  " Trauma Acumulativo y Duelos Desautorizados (1era parte) "      y  " 2da parte ".

Aquí os hago un resumen del segundo artículo y os invito a la lectura de ambos, comenzando por la primera parte en la que hago una introducción al duelo, al duelo complicado o patología de duelo, los tipos de reacciones que pueden darse ante una situación de trauma o duelo y los mecanismos defensivos que aparecen en el proceso de un duelo para ayudar a controlar el impacto de las emociones, a la vez que funcionan como estrategias de procesamiento de la información en estas situaciones de duelo.

                                                          
No es lo mismo vivir una situación de peligro o amenaza estando acompañado de alguien que nos sostiene, que habla con nosotros, que responde a nuestras reacciones emocionales, que vivir esa misma situación en soledad, sin nadie con quién compartir lo que está sucediendo, sin nadie que nos sostenga o a quién podamos expresar nuestros sentimientos de desvalimiento. Ante una situación de trauma o pérdida, el ser humano necesita del contacto interpersonal y esa conexión es vital para su supervivencia emocional.


El término de "DUELO DESAUTORIZADO" se refiere a la dimensión interpersonal o aspecto social y se aplica a aquellos duelos que no pueden ser socialmente reconocidos ni públicamente expresados. 
Este concepto señala como a ciertas personas no se les da el derecho a vivir su duelo y no reciben el apoyo de su entorno o las facilidades que habitualmente se dan en otras situaciones de duelo, por ejemplo, limitar o flexibilizar las responsabilidades, posibilidad de bajas laborales, ser reconocidos como dolientes y ser escuchados y apoyados.

Según Kenneth Doka, hay
cuatro categorías de duelo desautorizados:

1) cuando la relación no es reconocida.
2) cuando la pérdida no es reconocida y lo que muere no es socialmente valorado como significativo: por ejemplo la muerte de un animal de compañía, o las muertes sociales que se refieren a personas vivas pero socialmente invisibles, personas en coma o que están viviendo en instituciones sociosanitarias, o la muerte perinatal, es decir, la muerte de un bebé antes, durante o poco después del parto.

En este caso también os hablo en el artículo de la
muerte gestacional: la pérdida de un hijo en cualquier momento de su embarazo de la madre; una madre que ha perdido a su bebé de 4 o 5 meses de gestación, podrá escuchar comentarios muy dañinos para ella,  tras la muerte comentarios como "no te preocupes, ya serás mamá en otra ocasión", negándole su ya maternidad, que es la mamá de un hijo que ha fallecido aunque nunca llegara a vivir fuera del útero de su madre, es decir, que tiene un hijo que ha perdido; y esto se agrava si el bebé falleció dentro del primer trimestre de embarazo, en el que la mamá puede llegar incluso a escuchar comentarios que siente como muy insensibles hacia su realidad como madre, y hacia el dolor por su pérdida, tales como: "chica, supéralo ya, si sólo tenía dos meses").

3) cuando el doliente es excluido.
4) las circunstancias particulares de la muerte pueden influir en cómo la sociedad limita el apoyo al doliente. 

Los duelos desautorizados se han identificado como de riesgo de duelo complicado por los sentimientos de culpa, vergüenza e inadecuación y la falta de apoyo social y de rituales significativos.

El término "TRAUMA ACUMULATIVO" es utilizado (por autores como Masud Khan y Joan Lourie)  para describir  cómo, en situaciones traumáticas vividas por adultos o niños, el fracaso en promover en promover una relación de apoyo que sostenga la experiencia es en sí mismo otro trauma.
El niño enfrentado a situaciones difíciles en su desarrollo vive un trauma acumulativo cuando las figuras de referencia fracasan en su rol de escudos protectores. Igualmente en la edad adulta, si la necesidad y la esperanza de tener a alguien que nos comprenda y apoye ante una situación traumática se frustran y no hay disponibilidad afectiva del entorno, los efectos del acontecimiento doloroso deben vivirse en soledad. "No es el trauma lo que destruye la psique humana, sino la ausencia de una relación durante el tiempo en que ocurre un acontecimiento traumático o inmediatamente después" (Rchard Eskine,1999).

La experiencia de pérdida de un ser querido es en sí devastadora, pero
la desautorización y la falta de comprensión y apoyo vivida durante el tiempo de la muerte y, posteriormente, durante el tiempo de duelo pueden producir a veces un daño igual o mayor que el propio evento trágico. Este daño psicológico es lo que llamamos trauma acumulativo en el duelo. 

Si no se recibe este apoyo, si el entorno no es capaz de reconocer y validar su sufrimiento, de ayudarlo a expresar sus necesidades, si no recibe el contacto cálido y comprensivo de sus allegados, sus sentimientos de inadecuación pueden acrecentarse. A nivel profundo puede llegar a sentirse culpable de no estar haciéndolo bien; puede sentir vergüenza de sus propios sentimientos y del hecho de necesitar ayuda. Todos estos sentimientos añadidos a los de la pérdida constituyen un trauma acumulativo

Ejemplos de estos fracasos en el apoyo del entorno al doliente son estos casos con las frases pronunciadas al doliente, que NO HAY QUE DECIR, si queremos acompañar a la persona en duelo ya que nos importa el daño que podríamos hacerle al pronunciárselas, y si además buscamos ayudarle acompañándole en este proceso de su duelo. En el caso de:

*Pérdida no reconocida, por ejemplo muerte gestacional o perinatal: 
-"Bueno, ya tendréis otros hijos".
-"Mejor ahora que más tarde".



        
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